De todas maneras
la respiración prosigue,
el mundo,
la rueda de la vida
con sus dientes que trituran
hasta el más humilde sentimiento.
Nadie muere de amor,
sino de ausencia,
de lejanía repetida sin afectos.
No, no es cuestión de cuerpos,
ni de manos,
ni de roces,
ni de noches.
Era compartir la sed de cumbres,
tu sed,
mi sed,
y los anhelos de horizonte juntos.
Venimos a cruzar el mundo,
los colores,
las formas,
los sentidos.
y pasamos solos avatares y desdichas.
A veces un destello de esperanza,
a veces una Aurora que promete.
Sin embargo, todo lo hunde el miedo,
hace naufragar la dicha,
nos niega la totalidad de afectos
y seguimos solos,
tristemente solos
el camino sin remedio
de la ausencia…
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